jueves, 6 de enero de 2011

¿Por qué lado rodeo el árbol?


Las sábanas se han convertido en un lugar hostil, parecen un campo de guerra. Las sábanas me pegan y mis pensamientos bombardean mi cabeza mientras, también en ese campo de guerra, destrozan vilmente mi corazón.

Repentinamente, un claro de luz, eres tú, tú.
Ese corazón, magullado, late por ti. Tú me diste esperanza, me diste ese "llámame cuando lo necesites, despiértame, yo seré tu apoyo" y yo, a eso, contesté que haría lo mismo por ti.

Llegó ese momento, lo necesito, solo tú me conoces hasta ese punto. Te llamo, eres tú, te quiero, sé que te quiero; mi corazón, recuperándose con tu sonrisa, sabe que te quiero.

Se desvanece, no coges, vuelve la oscuridad. Me espera una noche larga, quizá la más larga. Aún así, sigues siendo tú, y confío en que fuera una de tus excentricidades nocturnas. Esas en las que hablas, pero no recuerdas. Puede que también cuelgues teléfonos, sin querer.

Sólo sé que lo eres todo, todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario